jueves, junio 28, 2007

Perdiendo las formas

Ayer, por segunda vez consecutiva, en un diario gratuito de los que encuentras en tantos medios de transporte hoy día, encontré otra referencia a algo que me da vueltas en la cabeza. Era el segundo artículo en dos días consecutivos.

El articulo hablaba del problema del lenguaje de los móviles llegando a la Selectividad. Y el lenguaje "cheli" también, incluyendo en las respuestas a los exámenes expresiones como "guay" y "mazo", situando a Camino José Cela en la Edad de Oro, unos 300 años antes de su tiempo, y otras barbaries de este tipo.

Anteayer, el artículo que vi hablaba sobre las faltas de respeto existentes en colegios e institutos, cuando ya ninguno de los alumnos trata de usted al profesor, ni el profesor a los alumnos. No hay mas que hablar de usted a cualquier infante medio crecido para darse cuenta de que ninguno está educado en las formas para tratar de usted a nadie. En 2 generaciones, 3 a lo sumo, predigo que el trato de usted desaparecerá del todo.

Pero la culpa no es de los infantes, sino de los adultos a su alrededor. Son ellos los culpables, también, de encontrarse letreros luminosos de tráfico que informan de "controles de alcoholemia alternativos" (aquí debiera ir la foto de dicho letrero en la Avenida de la Ilustración... pero no he tenido tiempo) en vez de "controles de alcoholemia aleatorios". Esos mismos adultos son los responsables del mensaje en nuestros contestadores que nos informan "de que" no tenemos mensajes, cuando debieran informarnos que no tenemos mensajes.

No hay mas que escuchar los informativos de la televisión, que siempre se habían enorgullecido de utilizar el lenguaje en la mejor de las formas, y estremecerse con los "palabros" y expresiones que se sueltan, que hacen preguntarse si no debieran revisar las notas en Lengua Española como prerrequisito para poder ponerse frente a una cámara de televisión.

Tanto defender la Ñ en las letras de las canciones, tanto orgullo patrio, ¿para qué?

Al fin, lo que quiero decir es que, adicionalmente a la pérdida de las formas, de la educación (no hay mas que intentar conducir por cualquier parte del país), de la simple consideración por los semejantes de uno, el lenguaje sufre cada día mas de un total descuido por parte de las gentes que debieran ocuparse de utilizarlo correctamente. Tomar “coloquialismos” está bien, siempre que, al fin, se sepa cómo y cuándo utilizar el lenguaje en su forma correcta.

Tomemos nota e intentemos no perder las formas. Yo, que soy trilingüe, digo que la Ñ merece su respeto... al igual que nuestros semejantes.